Lo bueno de ser adulto y volver a estudiar (Post patrocinado)

El adulto que trabaja y regresa a las aulas posee dos de las más importantes cualidades que requiere el proceso de aprendizaje: experiencia y criterio. Con esos pilares es posible afirmar que está preparado para enfocarse en el estudio. Sin perjuicio de lo anterior, su flanco más débil lo componen la pérdida de sus hábitos de estudio y el temor a fracasar. Ambos tienen solución.

Respecto de lo primero, el estudiante puede encontrarse disminuido. La readquisición de estos hábitos pasa por una buena planificación y administración del tiempo. Adquirir conciencia de cómo se emplean las horas es fundamental: asignar bloques de estudio, planificar la semana, priorizar y respetar las tareas planeadas, repasar inmediatamente, son algunas estrategias.

El alumno que trabaja debe tener en cuenta que el tiempo de clases es el más relevante, por lo que su estudio tendrá tanto más éxito, cuanto mejor sea su participación en ellas. Esto involucra una actitud activa: tomar apuntes, preguntar y escuchar al profesor, relacionarse con los compañeros teniendo en el centro de la relación el estudio, son acciones que aumentarán la confianza en el éxito del proceso.

La disminución del temor al fracaso es gradual, no instantánea. Hay un grado de incertidumbre que tomará tiempo despejar, pero que será eliminado a medida que se avance en el semestre. Ayudará a esta sensación de control y disminución del temor el hecho de experimentar placer con el estudio. Éste irá provocando de manera natural una sensación de satisfacción en la que el alumno verá cómo va adquiriendo conocimientos y competencias, lenta, pero progresivamente, útiles a su vida. La experiencia adquirida en el trabajo o con los años en su vida se complementará perfectamente con los estudios, encontrándole total sentido a la decisión de regresar a estudiar.

Olegario Hernández Allel
Psicólogo
Director Escuela de Psicología
UDLA – Universidad De Las Américas

lesterfibla
Sígueme

Deja un comentario